jueves, 9 de noviembre de 2017

Melbourne tiene un color especial [28-03-2017]


Estamos terminando la temporada 2017 y parece adecuado observar qué pensábamos cuando empezaba. Era finales de marzo pasado, había concluido el Gran Premio de Australia, y por curioso que parezca, las líneas maestras de la por entonces futura campaña ya estaban allí. Escribía para Graining.es.


Mientras la juventud se alegra de que el campeonato se inicie en nuestras antípodas, más que nada porque se abre la temporada, los más ancianos del lugar recordamos que la única razón para que Albert Park acoja el primer trazado del calendario es que en algún lugar había que meterlo.

Como circuito es raruno —deslizante en partes, desigual en otras, ratonero a veces y, además, planote—, de forma que nadie con dos dedos de frente se precipita a sacar conclusiones a partir de lo que sucede durante el Gran Premio de Australia. Hay quien lo hace, desde luego, y la cosa suele funcionar sólo cuando hay datos o experiencia previa en qué apoyarse. Pero este año en que estrenamos nueva normativa y ha cambiado prácticamente todo, convendría no olvidar que Melbourne tiene un color especial, como Sevilla, como la Euskadi de Dani Rovira.

Anteayer pudimos observar en tierras australianas cómo Mercedes AMG sigue arriba, esta vez achuchada por Ferrari, que además de insinuarse soberbia se llevó la victoria a manos de Sebastian Vettel, y cómo la esperanza azul (Red Bull) se mostraba menos esperanza y menos azul que como dibujaban los pronósticos cuando se decía que el reglamento 2017 beneficiaba a la austriaca.

Lejos de que Albert Park haya tenido algo que ver en este panorama, lo cierto es que apenas hemos visto nada que no sea un 2016 versión 2.0.

El circuito, como comentaba antes, no es la bomba y puesto que los entrenamientos de pretemporada han sido cortitos, quién más, quién menos, se ha dedicado a seguir puliendo el monoplaza en Albert Park. Renault, por ejemplo, ha preferido volver al MGU-K del año pasado mientras ponen a punto el de éste con vistas a comenzar a usarlo en China. Honda… ¡¿Qué os voy a decir de Honda?!

Al respecto, cabe mencionar que de los cuatro fabricantes de la actual parrilla, dos (Mercedes-Benz y Ferrari) se han limitado a evolucionar las unidades de potencia ya usadas anteriormente, lo que le has dado un plus de fiabilidad que para sí quisieran los que han decidido arriesgarse con planteamientos nuevos en 2017 (Renault y Honda), quienes, obviamente, han sufrido mucho más que los otros…

El apartado de los neumáticos tampoco ha ayudado a mejorar nada. Más bien pienso todo lo contrario, aunque por aquello de ser honestos hay que concretar que Pirelli también está explorando su producto y que Melbourne no es el mejor lugar del mundo para probarlo. Total, no vimos velocidades de vértigo ni muchos adelantamientos. Se percibe algo más de ruido en los vehículos, pero a la postre, Brackley sigue al frente aunque mordiera el polvo el domingo, Maranello es una firme promesa para disputar el campeonato a la anglo-alemana, Milton Keynes todavía está cruda y pare usted de contar. Prácticamente lo mismo de 2016 aunque con los protagonistas un poco más barajados.

¿Hay que perder la esperanza tan pronto? Hombre, yo diría que hacerlo resultaría precipitado.

Mal que queramos seguimos en plena etapa híbrida y el reglamento 2017, básicamente consistía en un atajo aerodinámico parido con la intención de segarle la hierba bajo los pies a Mercedes AMG, equipo que sigue disfrutando de la mejor unidad de potencia de la parrilla y que a pesar de que la FIA ha puesto su ojo en la posible mezcla de aceite y combustible y ha eliminado las suspensiones inteligentes, sigue estando ahí, donde lo dejamos a finales de 2016, por todo lo que os he contado y porque Melbourne tiene un color especial, no lo olvidéis nunca.

Os leo.

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