jueves, 23 de noviembre de 2017

Califica, que algo queda [05-04-2016]


La historia del novedoso sistema de clasificación por descarte iba a resultar bastante corta. Apenas dos carreras después de haber sido implementado a comienzos de 2016, las críticas eran tan abundantes y ruidosas que por fin se iban a tomar medidas. Acababa de disputarse el Gran Premio de Bahrein a inicios de abril, yo escribía para PlanetaDeporte.


Como una serpiente que arrastramos a la vez que nos devora, el formato de clasificación inventado en una noche algo saturada de alcohol sin hielo y aplicado al día siguiente como quien dice con prisa y casi manu militari, corre el riesgo de convertirse en el fenómeno de la temporada.

Se alumbró para mejorar algo que ya funcionaba, lo que supone un bonito indicativo de cómo se las gastan los que dicen velar por el espectáculo. Voy más lejos: vio la luz con el objetivo de mejorar quizás una de las pocas cosas que entendía el aficionado.

Este año se complicaba el asunto con la introducción del tercer compuesto por escudería, y además seleccionado por ellas, pero la FIA entendió que era el momento de rizar el rizo. Se podía haber esperado a ver si los tres tipos de gomas suponían un aliciente desde el mismo sábado. Joan Villadelprat apuntaba hace un par de semanas, a que antes de aplicarlo, también se podía haber sondeado la pertinencia del nuevo formato en los simuladores. No sé, en última instancia se me ocurre que quien fuese, podía haber pensado en dejar pasar unas carreras hasta valorar adecuadamente cómo respondía todo a la novedad más importante de la campaña…

La FIA parecía tener las ideas bastante claras. Con los neumáticos para Melbourne elegidos en diciembre pasado, y los de Sakhir, Shanghai y Sochi, seleccionados en las semanas siguientes, sin que la pretemporada se hubiese iniciado siquiera, y sin saber por tanto cómo iban a resultar los productos de la gama 2016 de Pirelli, el deporte en su conjunto se embarcaba en una idea tan idiota como peregrina.

Este próximo jueves se prevé que salga el formato definitivo, y lo único claro que tenemos es que no se volverá al utilizado de 2006 hasta 2015… Tal vez se persevere en la novedad que no satisface a nadie o se utilice un sistema híbrido: Q1 y Q2 con el nuevo esquema y Q3 convencional, pero el anterior está descartado categóricamente salvo que medie un milagro de la Virgen de Lourdes.

No hay quien lo entienda. Es contraproducente y no aporta nada. Sería sumamente sencillo aceptar que la idea no ha sido tan buena como se prometía, incluso sin pedir disculpas, que muy pocos las han exigido, la verdad. Se retorna a lo que conocíamos, a lo que aficionados, escuderías y pilotos entendían, y santas pascuas, que diría aquél, todos tan felices.

Pero no, repito, no hay vuelta atrás y aquí es donde crujen todas las tablas ya que se desconoce a qué demonios se está jugando, qué intereses hay sueltos por ahí que impiden que la situación se encauce adecuadamente.

Bernie dice que es una porquería; Vettel o Rosberg, entre otros, son incluso más explícitos: llaman mierda a esta clasificación; los aficionados entonan el I don’t know y los sábados se les terminan a minutos del banderazo final, con la práctica totalidad de monoplazas descansando en garajes tras haber cumplido el trámite.

Da la sensación de que había que rellenar el fin de semana con ruido mediático, y que alterar el normal discurrir del sábado suponía el camino más corto. Califica, que algo queda…

Sí, al final todo puede consistir tan sólo en eso: en buscar los focos, ofrecer titulares, dar alimento a la prensa. Huir hacia adelante, en definitiva, como siempre se ha hecho en El Circo cuando éste atraviesa momentos complicados.

Os leo.

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